RELATA EN LA CIUDAD: UTOPÍA Y REALIDAD
Por: URIEL NAVARRO URBINA
A finales de febrero de 2006 recibí una llamada de Carlos Alberto Vásquez Rodríguez, quien hacía parte del Consejo Nacional de las Artes ante el Mincultura, para contar que me tenía una propuesta y la debía aceptar. A pesar de la determinante sugerencia advirtió que organizara la hoja de vida y hablaríamos más adelante. Cierta expectativa surgió en mí para dilucidar el emplazamiento hecho y su finalidad.
Conocedor del trasegar y ejecuciones de mi interlocutor con la ciudad, esperé su nueva llamada para saber de qué se trataba. Esta no tardó y de manera sucinta argumentó el propósito de enviar el curriculum, el provecho para el municipio y los jóvenes de una propuesta de impulso a la lectura y la escritura. Tiene que ver con un programa de talleres literarios, remató.
Sin elementos de mayor alcance para conocer de fondo el propósito de estos talleres me propuse organizar la hoja de vida, enviarla al Mincultura y ponerme en contacto con la coordinadora del programa en ese momento, Carolina Alonso. Esta conversación amplió la perspectiva del programa: objetivos, cobertura y alcances. La orientación consistía en elaborar un programa de formación en lectura y escritura creativa, un taller literario, con contenidos para una educación no formal, fijar fecha para la iniciación de actividades y hacer divulgación por medios de la apertura de esta iniciativa en la ciudad.
Comencé por asumir su acrónimo inicial de imagen: RENATA. Esta correspondía a la Red Nacional de Escritura Creativa que marcaba la naturaleza del proyecto a nivel nacional en la búsqueda de nuevos narradores en el país. Una idea que duró una década para hacerse realidad, después de discusiones y debates académicos en relación con la lectura, la escritura y el acto creador; el experimento de compartir la experiencia individual de dialogar con el mundo, de atreverse a descubrir y participar con el otro en la experiencia literaria. Esta proclividad hacia los talleres, con antecedentes desde el año 60, forma clara y contundente para la formación de creadores de literatura estaba soportado en la construcción de “…una colectividad de lectores y escritores que han encontrado en la literatura un medio para narrar; identificar, expresar y soñar su realidad…”.
Cumplido con los requisitos solicitados se dispuso fijar fecha de inicio y hacer la divulgación por prensa y radio. El 18 de marzo de 2006 fue el comienzo del taller logrando conseguir un lugar de reunión: la biblioteca Ana Joaquina Bermúdez de Castellanos, con las condiciones ideales para la actividad creadora. Un número de 38 asistentes se hizo presente en esta epifanía literaria para fijar un encuentro semanal con la lectura y la escritura creativa. Un variado grupo de participantes atendieron el llamado, que se distinguían por sus edades: niños, jóvenes y adultos. Tarea poco fácil para capotear intereses, visiones de mundo, significaciones y sentidos del habla, representaciones y simbólicas frente a sus universos, con sus respectivos lenguajes para crear una unidad de sentidos a partir de las lecturas.
Un proceso inicial para acomodar el grupo con sus intereses de lecturas, encarar las circunstancias culturales del medio y afrontar la dinámica lecto-escritora con las adversidades seculares del municipio en este componente fue el ideal primario. La inexistencia de una política pública del libro como acción de gobierno, de interés público, con diagnóstico, factibilidad y beneficio público. Una ciudad donde el libro rueda menos y lento frente a las velocidades de las necesidades espirituales de sus ciudadanos; otras expresiones cotidianas de sus habitantes corren raudas y a veces sin control; donde la escritura es manifestación limitada de comunicación, con mayor dominio de la oralidad; donde el libro no es bien de primera necesidad, donde las bibliotecas escolares son depositarias de grumo de insectos y moho. Sin embargo, un grupo entusiasta de niños, jóvenes y adultos le apostaban a ser narradores, creadores de historias y lectores para asumir una nueva mirada frente al mundo, de cara a la posibilidad de la existencia de un universo paralelo a la realidad.
“Renata es un diálogo de regiones, una vasta coral que puede disonar, como el país, o un collage abigarrado, el mejor mapa de Colombia que mis ojos han visto. El escritor Cristian Valencia lo resume así: Renata tiene todas las pepas de la maraca nacional. (Con todas las pepas de la maraca- Julio César Londoño- https://www.elespectador.com/opinion/con-todas-las-pepas-de-la-maraca).
Aunque el entusiasmo era óptimo, a los dos meses sufrimos el primer embate de la adversidad: nos cerraron el acceso a la Ana Joaquina Bermúdez; el taller Renata, en ese momento, y sus participantes no podían estar los sábados en el lugar donde habitaban libros, sueños, utopías y cuya consecuencia fue limitar el acceso del grupo a este lugar. Así comenzó nuestra trashumancia por lugares donde suplicamos y mendigamos un espacio para reunirnos y seguir fantaseando con las historias que se leían, con los autores que circulaban de manos de los participantes e imaginar mundos inconcebibles para plasmarlos sobre el papel; Inderba, Corestebam, Unipaz, Intecoba y club Infantas (sus directivos cedieron el préstamo de un salón, bastante generosos con el grupo, logro obtenido por la mediación de Rosita Pinzón, participante activa del taller; allí la permanencia fue más extensa y con buenas condiciones ambientales); lugares donde nos albergaban por poco tiempo hasta que la incomodidad alcanzaba niveles altos en los facilitadores del espacio y pronto éramos despedidos sin atenuantes del sitio servido como alimentador de ficciones.
Al frente de cada taller hay un director. Todos los directores son escritores pero la diversidad es enorme (el rebusque obliga): hay profesores universitarios, figuras conocidas y autores anónimos, un locutor que también dirige una chirimía y dos editorialistas; hay uno que habla spanglish, otro que habla la lengua de la tribu Kamsá (Putumayo) y otro que no habla nunca; hay tipos cosmopolitas y sujetos cimarrones que apenas se orean cuando Renata los reúne alrededor de un gran evento (la Feria del Libro de Bogotá o el Hay Festival de Cartagena)…(Ibidem).
Después de dos años de funcionamiento, el taller, con todos los tropiezos e infortunios que se presentaban a cada instante, cambió de escenario y potenció la estabilidad del grupo en cuanto a espacio físico. En el año 2008 fui trasladado como docente de la IE Real de Mares a la Escuela Normal. La rectora Sonia Castro acogió la propuesta presentada por el suscrito para el préstamo de un salón que amparara el grupo en las reuniones sabatinas del taller y la participación de estudiantes de esta IE; se buscaba la estabilidad del grupo en un lugar que brindara seguridad en la permanencia, condiciones climáticas, buena aireación, buen ambiente para que la dinámica no disminuyera. Un crecimiento inusitado se concentró en cada sesión con la cedida del espacio en La Normal, algo llamativo para fortalecer los procesos lectores de los asistentes, no obstante los recursos bibliográficos escasos para promocionar y animar la lectura.
La rúbrica Renata tiene un cambio en su título y pasa a ser Relata en el año 2012. Esta se originó por un equivalente de este sello en el Mineducación que generaba confusiones con la de Mincultura. Renata en el primero es la red de investigación y educación de Colombia que conecta, articula e integra a la comunidad académica y científica, mientras la segunda tiene fines y propósitos distintos, la creación literaria. El cambio de sello reconocible se hizo en este año con los directores de talleres a nivel nacional en pleno y mediante postulación de nombres de forma amplia y elección pública. Desde ese momento quedó Relata.
Impacto de Relata en el municipio
El surgimiento de Relata en la ciudad ocurrió sin estridencias, apenas con la idea de contar con un mínimo número de inscritos que ayudaran a alimentar la ilusión de convertirlos en difusores para atraer a otros interesados en acompañarlo, aunque silente y cauto de una respuesta abrumadora por las características de las artes de la lectura y la creación literaria que entrañan una aceptación limitada. La difusión por radio para la convocatoria y referenciado solo por el voz a voz de quienes han tenido información de la existencia del taller, vehículo para llegar a otros receptores y ampliar la existencia del mismo. Participantes de distintas edades, estudiantes de secundaria, concurrentes de diferentes profesiones, asistentes casuales de tránsito por la ciudad, adultos mayores y buscadores fugaces e inoficiosos, delirantes de conquistar la gloria literaria sin una ínfima idea de la creación poética que desaparecen con la luz vaga que los alumbra desde el exterior. Sin embargo la mayoría se asoma con la sencillez y modestia para encarar el reto que se proponen y llegan a cumplir sus propósitos de lectura y escritura como aspiración creativa.
Pero la persistencia de un grupo estable y continuo de asistentes hizo que Relata no cayera en el desfallecimiento, con esporádicos asedios desesperanzadores del director ante la indiferencia gubernamental local para brindar soporte y vigorizar su estabilidad y duración. La ausencia de estímulos a los potenciales escritores, la negación total de material de lectura, la falta de impulso y cumplimiento con el Mincultura, (suscribir convenio entre alcaldías y este ente rector de la cultura en el país para el cubrimiento de honorarios del director del taller, que en el tiempo de existencia no ha recibido pago, estimulo o incentivo alguno como retribución al trabajo realizado y asegurar su continuidad) se constituyen en factores de debilitamiento para el alargue en el tiempo del mismo. No obstante padecer desafueros, demos caso, con el ente gubernamental local en la alcaldía de Elkin Bueno, en noviembre de 2013 (la celada de una funcionaria titular de Desarrollo Social quien simula la firma de un convenio, en la mañana, con la rectora de la Escuela Normal para mantener y consolidar el proceso Relata, luego recurre al engaño y horas después transgrede este acuerdo, rubrica uno nuevo y lo cede a un operador distinto para que lo ejecute), la constancia, empeño y unanimidad del grupo mantuvo el coraje y resolución para su estabilidad.
Relata y la asesoría a talleres
El programa Relata desde el Ministerio de Cultura, en el ejercicio de su liderazgo, tiene su diseño, estructura y disposición de la Red para acompañar y orientar a los distintos talleres del proyecto. Este apoyo se encuadra asesorar, ilustrar y formar a directores y participantes de cada taller para dar solidez a cada uno de ellos. “El Ministerio de Cultura no sólo acoge y valida estos ejercicios propios de cada territorio, sino que permite la consolidación de datos, la transferencia de conocimiento, brinda asesoría técnica, viabiliza la visita de un escritor en una de las sesiones del taller y la asistencia de los directores al Encuentro Nacional Relata que se realiza anualmente en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá...”1. En el desarrollo de su vigencia, el taller LetrArte-Relata ha recibido la visita y asesoría de los reconocidos escritores Andrés Burgos, Antonio Ungar, Roberto Burgos Cantor (q.e.p.d.), Enrique Serrano, Pilar Lozano, José Zuleta, Cristian Valencia, Irene Vasco, Betuel Bonilla, Alberto Salcedo, Nahum Montt, Betuel Bonilla, Julio César Londoño, Manuel Iván Urbina, Pablo Montoya, Celso Román, Luis Fernando Macías. Cada uno de estos talentosos escritores ha dejado huella en los participantes mostrando caminos hacia una nueva lectura de un texto y la construcción de nuevos ritmos, de nuevas estructuras y nuevas melodías en sus relatos.
Logros de Relata
Una labor cargada de entusiasmo por una amplia mayoría de los asistentes hacía que las vicisitudes del taller quedaran veladas para que su director se contagiara, siguiera más activo y no menguara en su empeño de conquistar audiencia para la lectura y la escritura en el medio. El grupo no contaba con textos literarios para satisfacer los intereses de lectura del grupo, carecía de alientos oficiales para mantener la permanencia de niños y jóvenes en el taller, en un lugar cuyos niveles de lectura son bajos; algunos llegaban sin medios físicos para leer o escribir, aunque la persistencia y resolución de muchos de los asistentes, que permanecieron por cinco y diez años, alimentaban el fervor para transmitirlo a los demás.
Sin embargo los logros aparecieron por la constancia y tesón del grupo que sentía y siente sed de descubrir las claves de la interpretación de una novela o cuento y encontrar esas mismas claves para armar una historia. En el 2007, a Nubia Orozco le publican el cuento, Versión libre, en la antología de Renata N° 2, Este verde país, Cuentos colombianos. En 2011 Vladimir Díaz Ravelo gana el concurso nacional de cuento de los participantes de Relata con Los Juegos; en 2012 gana el concurso nacional de cuento ciudad de Barrancabermeja, en la modalidad de mejor cuento barranqueño, con el cuento El condenado.
El taller ha servido para que varios de los asistentes, a lo largo de su existencia, hayan definido los programas de literatura y lengua castellana como opción para continuar con sus estudios superiores y elegirlos como alternativa de vida; otros han tomado la vía de seguir en capacitación para convertirse en formador de formadores y dedicarse a dictar talleres y tener la opción de entrar en el medio laboral en la formación de niños y jóvenes. Aunque más allá de las formas de vida asumidas por los participantes de Relata, se destaca que muchos se han mantenido con el hábito de la lectura como elección para navegar en el universo de la realidad o la ficción y conocer nuevas realidades y visiones de mundo.
Un medio de difusión impreso entró en circulación en el año 2007 para divulgar los primeros trazos o textos escritos de los participantes de Relata. Demiurgo, un periódico que abría las puertas a nuevos creadores que tejían relatos y ponían en escena su imaginación y creación. Su nombre hace alusión a una entidad «creadora», un «hacedor» de materia; el demiurgo es también un «supremo artesano» y un «maestro», un dios creador. La pretensión de revelar el laberinto de caminos para articular una idea, una frase, una oración o una idea elaborada con sentido y nitidez para ser leída y comprendida con agrado y complacencia por un lector, ahí se estaría en la condición de creadores y artesanos de la palabra.
Ocho ediciones que se sufragaron con el esfuerzo de participantes y contribuciones de amigos para sacar a luz las producciones escritas de componentes del taller. Escritos que pretendían revelar las estructuras formales de un texto, el sostenimiento agudo de una idea, la trama y argumentos de un relato, la secuencia narrativa de ese texto eran las formalidades exigidas para abordar desde la práctica el ejercicio de la escritura. Allí se condensaron las voces de Blanca Nubia, Román, Laura Giselle, Santiago, Rosita, Bladimir, Juan Sebastián y otros que venciendo los temores se lanzaron a despojarse de la capa de temor frente al texto escrito.
Desdichas e infortunios sobrepasados constituyen demostración de una férrea convicción para la vigencia o persistencia del taller Relata; a pesar de los obstáculos aparecidos en el camino, el vigor y la solidez en los propósitos han sido prueba para enfrentar caminos empedrados y proseguir con el horizonte trazado; estoicismo, entereza y serenidad las adargas para enfrentar las hostilidades en tiempos ominosos. Mas el 2020 puso en la senda un nuevo escollo letal, una pandemia que afecta el planeta y estremece los extensos y recónditos ámbitos humanos con su guadaña tiránica; no obstante la intuición y clarividencia humana estallan para la sobrevivencia de la vida y el arte.
Nuevas ideas y el resplandecer de una ilusión florecieron desde Mincultura para la continuidad del programa en los municipios del país. El nuestro no fue la excepción: los recursos de las tics sirvieron de soporte para ampliar el uso de la tecnología con distintas plataformas virtuales y seguir con los talleres utilizando estos recursos de las nuevas tecnologías.
A partir de esta columna de apoyo, nuestro taller ha tenido la asistencia en este año de pandemia de los escritores Julio Londoño y Alberto Salcedo Ramos, quienes tematizaron sobre aspectos teóricos de la crónica. Acompañamiento de dos sesiones de Londoño y una de Salcedo han contribuido a elevar el nivel estructural en los asistentes del taller y se tiene como acumulado de base para la producción textual de cada uno.
El taller Relata en la ciudad acudió al llamado hecho por el ministerio, amplió su radio y un buen número de participantes se apuntaron para abrirse caminos en este espacio de lectura y escritura. Voces de concurrentes locales y de distintos municipios de nuestra geografía han atendido el llamado y ampliado el panorama para fortificar sus lecturas, aumentar los niveles iniciados y recorridos para fortalecer los trazos límpidos y creativos establecidos en sus relatos.
Una historia de catorce años de existencia del taller Relata en el municipio ha proporcionado el encuentro con edades distintas, rostros diferentes, pensamientos diversos, ojos definidos, miradas vacilantes, pupilas titilantes que cruzan un saludo con una cita de Whitman, Cortázar, García Lorca, Neruda o Gabo; canjean palabras para reafirmarse en la última línea trazada en su cuento en ciernes; intercambian libros, cruzan textos para ser leídos por ese otro cercano y escuchar de nuevo su voz armónica o destemplada con un mensaje de aprobación o rechazo de su texto leído con un tono de honestidad, sin afectación de su ilusión de escribir algo para la posteridad. Voces convencidas que en ningún instante pensaron en la desaparición de Relata a pesar de las adversidades, riesgos y peligros ante la ausencia de medios indispensables para su continuidad.
Un clamor estruendoso se propaga en forma continua en nuestro entorno para que no sea un único taller Relata para el hoy distrito especial; por el contrario, se abran dos, tres, cuatro o cinco talleres para las distintas comunas y así circulen los libros, la literatura, las palabras que alimentan el espíritu, encienden la lámpara del pensamiento y la fuente de las ideas para mejorar nuestra sociedad.
P.D. Desde este rincón expreso en nombre del taller LetrArte-Relata nuestro sentimiento de pesar ante el fallecimiento de Patricia Rojas Yepes, asidua participante y vocera en cualquier escenario de este grupo literario. Paz en su eternidad.
1°-. https://www.mincultura.gov.co/areas/artes/literatura/red-de-escritura-creativa/Paginas/default.aspx